De un testimonio que transmite esa experiencia de cara al
silencio inerte, a las cautivadoras imágenes del film de Julian Schanabel, me
hace considerar que ninguna imagen vivida, real o fantaseada podría
descontextualizar la ternura que brota de la tortura en el cuerpo. Y es que la
mariposa Jean-Do movía las alas a ritmo de parpadeos para recorrer el lenguaje
que atraviesa el cuerpo.
Desde el inicio de esta historia se ofrece al espectador
o lector la perspectiva de Bauby, la narrativa y la cámara se funden en un
intento de identificarse a él, colocándonos en un cuerpo más que impotente,
impedido por lo Real. La imposibilidad de moverse, de ser escuchado muestra que
no hay una completa correspondencia entre el dualismo cartesiano. Tal es esta
situación que el neurólogo recurre a una comparación con la computadora a
manera de hacerle entender lo que pasaba, pero que aún es inexplicable su
condición —la de seguir siendo un sujeto del lenguaje sólo constatable en un
abrir y cerrar de ojo— a pesar de que la máquina interna, el órgano donde según
la neurociencia radica el habla, sufra algún deterioro, en este caso por un
ataque cerebrovascular.
Freud en un trabajo, anterior a toda su obra sobre
psicoanálisis, titulado Las afasias
ya había criticado fuertemente esta idea localizacioncita de Wernick y Brocka a
partir de la consideración de que la información transferida de una neurona a
otra, es decir la sinapsis, descubrimiento reciente en su tiempo, podría tomar
otros caminos, incluso más largos cuando en el trayecto alguna área neuronal
había sido afectada logrando realizar de este modo dicha función pero de manera
mas lenta o deficiente. Vemos así la descripción de lo que mucho más tarde el
Premio Nobel de medicina Kandel llamará como plasticidad neuronal. Me parece
interesante que las neurocosas, no
veo ciencia allí, aspiren a encontrar la manera de controlar el cerebro, lo
preocupante es que no se detienen en las repercusiones de su técnica. Prueba de
ello es un kit para controlar vía remoto a las cucarachas propinándoles
descargas eléctricas en las terminaciones nerviosas de las antenas para
hacerlas marchar en la dirección que uno quiera, pero por supuesto lo que se
tiene en el horizonte no son las cucarachas.
Dejemos a un lado las cucarachas, pero hay que reconocer
que es muy seductora la idea de reducir al sujeto en un organismo. Freud mismo
propuso un modelo psíquico para la neurociencia en su Proyecto de psicología para neurólogos donde cada representación de
la vida de una persona se desplaza de una neurona a otra; vemos que a pesar de
seguir las propuestas fisiológicas va describiendo sin saberlo, una vez más
adelantándose su tiempo, aproximándose a las concepciones metáfora y metonimia con
la acuñación de “condensación” y “desplazamiento”. Como sabemos, Freud deja en
el olvido este texto considerándolo un delirio, tal como se lo confesó a Fliess;
decir que el lenguaje está en el cerebro es un delirio, del cual el
cientificismo se empeña.
Para mí, la importancia de esta película es que se
muestra fácilmente la discordancia entre la imagen y las sensaciones
propioceptivas. Y es que en realidad nunca se está en entera armonía, no se
puede lograr una sensación uniforme, siempre se destaca algo, un dolor, una
picazón, no se tiene completo control sobre el cuerpo, falla, reacciona de
manera incomprensible en los momentos menos oportunos. En ese desajuste el
sujeto soporta sus cuerpos que están en tensión; ya que en su estatuto real
está el organismo que es distinto al cuerpo como imagen.
Recordemos como Jean Dominique no reconoce la imagen de
la ventana como propia. “Vi en el reflejo de la ventana la cabeza de un hombre
que parecía haber salido de una tina de formol. Su boca estaba torcida, su
nariz dañada, su pelo alborotado, su mirada fija llena de temor. Un ojo estaba
cocido. Por un momento me quedé mirando hasta que me di cuenta que era yo”. Entre
la fascinación y la extrañeza de la imagen especular y el instante del
reconocimiento con ese otro cuerpo como propio, el sujeto que mira su mirada halla
el desencuentro, confrontándose con el objeto a,
Es precisamente la tensión entre la imagen y la
impotencia motora lo que dificulta su identificación, es lo que lacan
desarrolla en el estadio del espejo.
Puesto que la imagen es una anticipación de la completud de la imagen corporal,
i(a), que fascina y en la comparación se experimenta el déficit orgánico (-),
cuando éste es, en realidad, anterior.
<––
i(a) —> (–)
Consideremos que el Otro se encuentra en la imagen del cuerpo
y el significado del otro, s(A), es una significación de menos (-), del
déficit, aunque también puede experimentarse como un plus, siendo una
significación vacilante. Aquí lo que aparece como causal es la imagen, sin
embargo el déficit no es como tal en lo orgánico, fue la manera en como lacan
lo ejemplifica, sino que es la castración.
i(a) —> -ᵩ
Se observa en principio el interés por la imagen y la
castración viene después, sin embargo el privilegio de la imagen del cuerpo
propio funge como velo de la castración.
i(a)
-ᵩ
La vez pasada hablamos de cómo en algunos casos los
sujetos en análisis se fascinaban con las imágenes halladas en las redes
sociales tomándolas como referentes. Al analizar un elemento imaginario se
puede ubicar la relación del sujeto con la castración.
Sólo cabe recordar que lo que sostiene la imagen es la
carga libidinal i(a)/a siendo precisamente esto lo que
produce fascinación a la misma pero que debe ser regularizada por la castración.
Esto es lo que implica la imagen en la lógica de la castración pudiéndose
observar cómo se entrecruzan los registros.
i(a)
a
-ᵩ
Hablar con el cuerpo...
¿Que dice? ¿que certidumbre encierra, más allá de su
biología y su representación? Me confronto con la sorpresa de no asir el
Corpus, en tanto que no es el perceptivo —puro organismo biológico— sino uno
que se construye con el delicado canto del lenguaje.
Se habla con el cuerpo, incluso un ojo, esta
consideración plantea que no se es un cuerpo sino, más bien, que se tiene un
cuerpo. En el resonar y callar, abrir-cerrar aparece el sujeto ante el Otro. El
lenguaje encarnado agujerea eso, incluso la imagen, incorporándose para
elevarse en calidad de discurso, esto es lo que proporciona la calidad de
humano a un cuerpo y quizás lo que llevo a Bauby transmitir su experiencia,
pues aun en ese estado su humanidad se mantuvo y esta intacta.