jueves, 20 de agosto de 2015

Cuerpo y silencio


De un testimonio que transmite esa experiencia de cara al silencio inerte, a las cautivadoras imágenes del film de Julian Schanabel, me hace considerar que ninguna imagen vivida, real o fantaseada podría descontextualizar la ternura que brota de la tortura en el cuerpo. Y es que la mariposa Jean-Do movía las alas a ritmo de parpadeos para recorrer el lenguaje que atraviesa el cuerpo.

Desde el inicio de esta historia se ofrece al espectador o lector la perspectiva de Bauby, la narrativa y la cámara se funden en un intento de identificarse a él, colocándonos en un cuerpo más que impotente, impedido por lo Real. La imposibilidad de moverse, de ser escuchado muestra que no hay una completa correspondencia entre el dualismo cartesiano. Tal es esta situación que el neurólogo recurre a una comparación con la computadora a manera de hacerle entender lo que pasaba, pero que aún es inexplicable su condición —la de seguir siendo un sujeto del lenguaje sólo constatable en un abrir y cerrar de ojo— a pesar de que la máquina interna, el órgano donde según la neurociencia radica el habla, sufra algún deterioro, en este caso por un ataque cerebrovascular. 

Freud en un trabajo, anterior a toda su obra sobre psicoanálisis, titulado Las afasias ya había criticado fuertemente esta idea localizacioncita de Wernick y Brocka a partir de la consideración de que la información transferida de una neurona a otra, es decir la sinapsis, descubrimiento reciente en su tiempo, podría tomar otros caminos, incluso más largos cuando en el trayecto alguna área neuronal había sido afectada logrando realizar de este modo dicha función pero de manera mas lenta o deficiente. Vemos así la descripción de lo que mucho más tarde el Premio Nobel de medicina Kandel llamará como plasticidad neuronal. Me parece interesante que las neurocosas, no veo ciencia allí, aspiren a encontrar la manera de controlar el cerebro, lo preocupante es que no se detienen en las repercusiones de su técnica. Prueba de ello es un kit para controlar vía remoto a las cucarachas propinándoles descargas eléctricas en las terminaciones nerviosas de las antenas para hacerlas marchar en la dirección que uno quiera, pero por supuesto lo que se tiene en el horizonte no son las cucarachas. 

Dejemos a un lado las cucarachas, pero hay que reconocer que es muy seductora la idea de reducir al sujeto en un organismo. Freud mismo propuso un modelo psíquico para la neurociencia en su Proyecto de psicología para neurólogos donde cada representación de la vida de una persona se desplaza de una neurona a otra; vemos que a pesar de seguir las propuestas fisiológicas va describiendo sin saberlo, una vez más adelantándose su tiempo, aproximándose a las concepciones metáfora y metonimia con la acuñación de “condensación” y “desplazamiento”. Como sabemos, Freud deja en el olvido este texto considerándolo un delirio, tal como se lo confesó a Fliess; decir que el lenguaje está en el cerebro es un delirio, del cual el cientificismo se empeña. 

Para mí, la importancia de esta película es que se muestra fácilmente la discordancia entre la imagen y las sensaciones propioceptivas. Y es que en realidad nunca se está en entera armonía, no se puede lograr una sensación uniforme, siempre se destaca algo, un dolor, una picazón, no se tiene completo control sobre el cuerpo, falla, reacciona de manera incomprensible en los momentos menos oportunos. En ese desajuste el sujeto soporta sus cuerpos que están en tensión; ya que en su estatuto real está el organismo que es distinto al cuerpo como imagen.

Recordemos como Jean Dominique no reconoce la imagen de la ventana como propia. “Vi en el reflejo de la ventana la cabeza de un hombre que parecía haber salido de una tina de formol. Su boca estaba torcida, su nariz dañada, su pelo alborotado, su mirada fija llena de temor. Un ojo estaba cocido. Por un momento me quedé mirando hasta que me di cuenta que era yo”. Entre la fascinación y la extrañeza de la imagen especular y el instante del reconocimiento con ese otro cuerpo como propio, el sujeto que mira su mirada halla el desencuentro, confrontándose con el objeto a,
Es precisamente la tensión entre la imagen y la impotencia motora lo que dificulta su identificación, es lo que lacan desarrolla en el estadio del espejo. Puesto que la imagen es una anticipación de la completud de la imagen corporal, i(a), que fascina y en la comparación se experimenta el déficit orgánico (-), cuando éste es, en realidad, anterior.  

                                                               <––                               
                                                           i(a) —>  (–)

Consideremos que el Otro se encuentra en la imagen del cuerpo y el significado del otro, s(A), es una significación de menos (-), del déficit, aunque también puede experimentarse como un plus, siendo una significación vacilante. Aquí lo que aparece como causal es la imagen, sin embargo el déficit no es como tal en lo orgánico, fue la manera en como lacan lo ejemplifica, sino que es la castración. 


                                                         i(a) —>  -
Se observa en principio el interés por la imagen y la castración viene después, sin embargo el privilegio de la imagen del cuerpo propio funge como velo de la castración.
                                                               i(a)
                                                                           -
                                     
La vez pasada hablamos de cómo en algunos casos los sujetos en análisis se fascinaban con las imágenes halladas en las redes sociales tomándolas como referentes. Al analizar un elemento imaginario se puede ubicar la relación del sujeto con la castración. 
Sólo cabe recordar que lo que sostiene la imagen es la carga libidinal   i(a)/a   siendo precisamente esto lo que produce fascinación a la misma pero que debe ser regularizada por la castración. Esto es lo que implica la imagen en la lógica de la castración pudiéndose observar cómo se entrecruzan los registros. 
                                                    i(a)
                                                      a  
                                                     -


Hablar con el cuerpo...

¿Que dice? ¿que certidumbre encierra, más allá de su biología y su representación? Me confronto con la sorpresa de no asir el Corpus, en tanto que no es el perceptivo —puro organismo biológico— sino uno que se construye con el delicado canto del lenguaje.

Se habla con el cuerpo, incluso un ojo, esta consideración plantea que no se es un cuerpo sino, más bien, que se tiene un cuerpo. En el resonar y callar, abrir-cerrar aparece el sujeto ante el Otro. El lenguaje encarnado agujerea eso, incluso la imagen, incorporándose para elevarse en calidad de discurso, esto es lo que proporciona la calidad de humano a un cuerpo y quizás lo que llevo a Bauby transmitir su experiencia, pues aun en ese estado su humanidad se mantuvo y esta intacta.


Que allá mal entendido no significa que no se pueda transmitir algo. ¿qué son las palabras sino cosas que dicen cosas?

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